martes, 29 de marzo de 2011

Andén 31 capitulo 1 parte a


CAPITULO 1    PARTE:  A
Un grito rasgó el silencio nocturno  que se cernía sobre una granja situada a las afueras de Green Hill.
John se levantó a toda prisa del sillón en el que se había quedado dormido mientras veía un partido de beisbol comiendo pizza. Sin ponerse las zapatillas subió las escaleras de madera hasta llegar a la habitación de su hija que se removía en pesadillas. Su largo pelo marrón rojizo se esparcía en cascada por la almohada y su rostro se crispaba en una mueca de horror y de desesperación. Su frente estaba perlada de gotas de sudor y sus manos estaban apretadas con tanta fuerza que casi se quedan si circulación
John lo tenía ya asumido. Su hija solía debatirse en pesadillas desde que su madre había muerto hace dos meses. Tuvo que ser algo horroroso para ella presenciar como su madre caía a la vía del tren y era arrollada por este. Estuvo en estado de shock durante medio mes y casi ni comía ni hablaba…y por las noches las pesadillas se cernían sobre ella como oscuras sombras del pasado.
-Cariño, despierta - le susurró al oído con ternura – solo es una pesadilla.
La chica se removió aún en sueños. John lo intentó de nuevo.
-Lisa, ya está - le dijo algo más fuerte – Estoy aquí contigo – le susurró no sin cierta pena.
En ese momento Lisa abrió los ojos. Y la mirada que le lanzó a su padre hizo que este se estremeciese de pura pena. Aquellos hermosos ojos oscuros reflejaban una profunda tristeza. Un vacio oscuro que él sabía perfectamente que por mucho que lo intentase no iba a conseguir llenar.
-He vuelto a soñar con mamá- dijo ella con voz ronca
-Tranquila – la intentó consolar- ya pasó todo, yo estoy aquí.
Cualquier persona creería que aquel comportamiento no era propio de una chica de su edad. A sus veintiún años debía de haber pasado la época de las pesadillas. Cualquier persona ajena a aquella familia pensaría que era un claro acto de inmadurez el levantarse por la noche sacudida por malos sueños.
Pero muy pocos conocían el grave impacto que había provocado en la chica el presenciar la muerte de su madre. Una de aquellas personas era John. Para él también había sido muy duro afrontar la muerte de su mujer, con la que había estado casado durante veinticinco años. Pero no se podía imaginar el oscuro dolor que recorría el corazón herido de Lisa.
-No consigo olvidar aquel momento- le susurró Lisa aún temblando, ajena al torbellino de emociones que recorrían el alma de su padre.
-No pienses más en ello- dijo él
-No puedo olvidar…-volvió a murmurar entre sollozos
-Tranquila - dijo mientras la abrazaba
-No puedo…-dijo
John apoyó la espalda en el cabecero de la cama de su hija. En su regazo descansaba la cabeza de ella, con la mirada perdida entre las oscuras vigas de madera del techo. Acariciaba rítmicamente el rostro de su hija mientras tarareaba una antigua canción que había aprendido de su abuela cuando él era niño.
Las lágrimas de la joven se derramaron como una cascada salada por sus mejillas. Poco a poco sus ojos se fueron cerrando hasta sumirse de nuevo en un nuevo sueño sin horrores. Un sueño en el que las canciones de su padre funcionaban contra las pesadillas.
John no se dio cuenta de ello hasta que no orientó su rostro hacia la chica. Pasó su dedo suavemente por la pequeña línea rosada en forma de media luna que marcaba la sien derecha de Lisa. Una reciente cicatriz que le recordaría de por vida a la chica el momento de la muerte de su madre.
John alzó la mirada mientras parpadeaba varias veces para contener las lágrimas. Miro a su alrededor y descubrió los marcos de fotos de las estanterías de su hija. En algunas aparecía ella sola, en otras con sus amigos incluso había algunas en las que su propio rostro le devolvía la mirada.
Pero en ninguna foto, en ningún marco se encontraba la foto de su mujer. Al parecer, Lisa había guardado todas las fotos con excesivo cuidado para no perderlas de vista ni un solo instante. El mero hecho de que la presencia de su madre la abandonara debía aterrar de tal modo a la chica que había provocado tal reacción con respecto a sus recuerdos.
Dirigió su mirada hacia la ventana en la que se observaba un pequeño trozo de cielo cuajado de estrellas. La luna lo observaba ajena a su vida.
-Te has marchado demasiado pronto…-susurró- demasiado pronto…
Y con un leve suspiro se levantó y se dirigió a su cuarto sumido en sus pensamientos.

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